Nos ilusiona pensar que algún día pueda convertirse en una realidad la unidad de la izquierda; aunque hasta la fecha, salvo puntuales pactos con escaso recorrido, no deja de ser una utopía. Es posible que resulte difícil consensuar ideas de progreso, y en eso nos gana la derecha, en la que prevalecen los intereses económicos, lo que permite construir bloques heterogéneos pero monolíticos. Lo cierto es que esa incapacidad para unir sus fuerzas es la que facilita que la derecha gobierne nuestro país por mayoría absoluta, con la consiguiente aniquilación de derechos sociales y libertades ciudadanas, que tanto trabajo y tiempo costó conseguir.
Últimamente en nuestra región los dirigentes de los partidos considerados de izquierdas, PSOE e IU, se reprochan entre sí y se culpan mutuamente de no poder alcanzar pactos estables para aprobar los presupuestos; y es más que probable que tal situación está motivada al disputarse ambos partidos el mismo electorado, lo que hace que antepongan los intereses electorales, renunciando a priorizar la defensa del bien común. Aunque observando los últimos acontecimientos, y los hechos así lo corroboran, tal parece que IU se alía con suma facilidad con la derecha allí donde puede para poner en situación delicada a los socialistas, al considerar a éstos sus enemigos a batir.
El rechazo a los presupuestos autonómicos del gobierno socialista, haciendo frente común con Foro, PP y UPyD, fue el primer paso dado por IU en esta cruzada, que yno hace más que recordarnos la pinza que parece surgir en momentos puntuales. Sabemos que su apoyo sería insuficiente, pero al menos hubiese servido para dar una imagen esperanzadora para el futuro. Y no valen las disculpas de que los presupuestos no incluyen políticas sociales, cuando no es cierto, y todos conocemos que con los escasos recursos de los que se dispone actualmente, en las comunidades gobernadas por socialistas se hacen políticas muy distintas a las que preconizan y mantienen el gobierno central y las comunidades gobernadas por el PP, en especial en la defensa de la sanidad y educación pública.
Pero donde ha quedado más al descubierto el comportamiento incoherente de IU es en el apoyo a los presupuestos del Ayuntamiento de Oviedo, vendiendo su ideología a cambio de unas mínimas concesiones presupuestarias. Su comportamiento fortalece en Oviedo y en Asturias al PP, que representa esa derecha ultraconservadora que ha llevado a cabo recortes salvajes en derechos laborales y sociales, y ahora ataca frontalmente las propias libertades democráticas. Se han vendido por muy poco, lo resulta intolerable para quienes piensan en clave de izquierdas.
Lo ocurrido en la Capital podría tratarse de un hecho puntual, pero no es así, y lo corrobora lo sucedido en Avilés y Corvera, en cuyos municipios se han aliado con toda la oposición para impedir que se aprueben los presupuestos locales presentados por los gobiernos municipales socialistas. Puede que esta postura tenga escaso recorrido, dado que solo una improbable moción de censura exitosa impedirá su aprobación, pero dice muy poco de sus dirigentes, que no son conscientes de que intentando debilitar a los más próximos no hacen más que fortalecer a la derecha.
Izquierda Unida debería de abandonar sus posiciones demagógicas y oportunistas, y recobrar el sentido común, ya que las maniobras que está actualmente llevando a cabo introducen dudas sobre su futuro político. Baste acudir a la historia, y recordar el castigo electoral que sufrieron hace años cuando decidieron poner en práctica el juego de la pinza. Volver a las andadas no les favorece.
(La foto del encabezamiento refleja un rincón de la playa del Silencio, un lugar singular de nuestra región)