Todavía es pronto para saber el resultado definitivo de las últimas maniobras de Pedro Sánchez, pero que en solo una semana haya sido capaz de hacerse una foto con Rajoy apoyando implícitamente la prisión permanente revisable y cargarse de un plumazo el sistema de primarias en su partido, dice muy poco de alguien que aspira a gobernar este país. Con ello solo demuestra que es un político inestable, poco fiable, que se pierde en el regate corto, y que piensa solo en su futuro personal. Eso sí, parece jugar con el equipo contrario, y el PP se frota las manos.
Tomás Gómez nunca ha sido santo de mi devoción. Puede que sea honrado, pero no transmite empatía, su falta de carisma es evidente, y él mismo debería saber que es incapaz de ganar unas elecciones en la Comunidad de Madrid, por lo que lo razonable sería renunciar a competir por el bien de su partido. Pero eso no justifica que un candidato elegido en unas primarias sea fulminado con argumentos poco convincentes. Esto es un golpe de estado en toda regla, impropio de un partido con más de 100 años de historia, que se dice democrático.
¿Da mala imagen Tomás Gómez hasta el punto de perjudicar el futuro “prometedor” del partido socialista?, ¿sabe Pedro Sánchez algo que desconozcamos el resto de los mortales sobre su posible imputación en el caso del tranvía de Parla?. No olvidemos que la situación ahora es la misma o similar a la del pasado mes de diciembre, y por entonces el Secretario General de PSOE respaldaba sin fisuras a su homónimo de la Federación Socialista Madrileña, por lo que su drástico cambio de opinión requiere una explicación que aún no hemos escuchado.
Parece que Pedro Sánchez, con un golpe de autoritarismo de muy dudosa calidad democrática, ha actuado solo, sin contar con el resto de los barones del partido. Al menos es lo que se puede intuir por las primeras palabras de Susana Díaz, que afirmaba desconocer la noticia minutos después de haberse publicado. O sabe más de lo que reconoce y espera acontecimientos para decidir con quién debe posicionarse; ella se siente caballo ganador, y ahora su ambición le aconseja ser prudente.
En política, entre bambalinas, se cuece mucho más de lo que llega a los ciudadanos, meros juguetes de quienes aspiran a lo máximo. Pero la rumorología está camino de convertirse en asignatura obligatoria en las facultades de periodismo, y los primeros comentarios apuntaban a que detrás de esta sorpresiva maniobra estaba el grupo Prisa, que parece tener dos barajas para jugar. No habían pasado 12 horas cuando se confirmaba esta sospecha, con la publicación de una encuesta en El País, de escasa fiabilidad por haberse hecho en caliente, en la que el PSOE se convierte en la fuerza más votada en la Comunidad de Madrid, con un aumento de 8 puntos, relegando al tercer puesto a Podemos, que hasta entonces iba en primera posición. Y todo para vender el titular de que “Pedro Sanchez se fortalece..“. Tal parece que el cuarto poder quiere tener un protagonismo destacado en las estrategias políticas de los partidos que les llevan dando de comer desde hace más de treinta años.
Lo más preocupante es que, ante las incertidumbres que se están generando en los últimos meses en el seno del PSOE sobre quién manda realmente en el partido, Pedro Sánchez se ha refugiado en la fuerza de los votos de los militantes, sacando pecho de que él ha sido elegido democráticamente en unas primarias. Un sistema de democracia interna muy loable que él mismo se ha cargado sin miramientos, lo que le convierte en alguien que no es de fiar, ni siquiera entre los suyos.
Ahora solo nos queda esperar acontecimientos y saber cómo acaba este incidente político tan polémico. Todo puede suceder y promete ser interesante el desenlace final. Al menos no nos aburriremos.
(Publicado en elplural.com)